María: "Para mí, el domingo es el mejor día, yo trabajo incluso los sábados y ese día es el único que realmente siento que es mío, puedo ir donde quiera sin estar atada a las obligaciones del trabajo, me desconecto de todo y hago lo que se me pegue la gana".

Luis: "Para mi es el día de liberarme de la resaca del sábado, siempre recuerdo los desmadres de la noche anterior y reflexiono sobre lo bien que se siente estar soltero, sin compromisos ni ataduras, sin que ninguna mujer te pelee porque llegaste tarde a casa, levantarte pasado el mediodía y luego comprar una sopa de vasos de las chinas, tu sabes pa’ arreglar el estómago, poner música o ver series".
Ana: "Pues que les digo, ese día me toca levantarme más temprano que todos los días, incluso sin ir al trabajo, mis hijos justamente el domingo, deciden ponerse en pie más temprano que nunca, como si se hubieran tomado par de energizantes en vez de un biberón de leche, así que aprovechamos y nos vamos a casa de mi mamá, porque esta que está aquí, los domingos no cocina".
Abel: "Ana, tu si eres vaga, a mi hay que cocinarme los domingos obliga’o, ese es el día que la comidita queda más buena, además es el día perfecto para reunirse y que no digan que no a un junte, como nosotros, que cada vez que poníamos un día era un bendito lío... diciendo ¡ay! yo no puedo ese día, ni yo tampoco...y aquí estamos, se pudo y es domingo, vamos a gozar ahora que mañana es lunes y volvemos a la monotonía del mundo, del trabajo y de lo que llamamos vida".
Luis: "Pero bueno Abel, tan bien que está uno aquí y tienes tu que recordarnos que mañana es lunes, no jodas".
Martha: "Este es el único domingo que puedo decir que la he pasado un poco diferente, allá llega el reguero de gente de mi familia, todos cogen para mi casa y me la paso limpiando, cocinando, quitando regueros del medio, en fin, haciendo oficios, desde que ustedes dijeron del junte, dije que sí sin pensarlo dos veces, sabrá Dios como se estarán haciendo en mi casa".
Y entre más anécdotas de domingo, pasamos un día muy peculiar, junto a amigos de antaño, pero pendientes al dolor de cabeza que dejó la resaca, llamando a la abuela para saber cómo estaban los niños, respondiéndole el teléfono a la pareja cada hora y haciendo video llamadas para que viera que realmente estaba donde dijo, llamando a la casa para que no dejaran tal puerta abierta o vigilaran que no rompieran nada... y tratando de captar lo mejor posible las ideas para dejar plasmado en mi colección de letras el domingo menos aburrido que he tenido.