¿Qué vas a hacer para alguien hoy?
¿Recuerdas cómo te sientes cuando un extraño hace algo agradable para ti?
Puede ser que sea algo simple como sostener una puerta, o cederte el paso cuando transitas por las calles y avenidas.
¿Alguna vez has estado en una situación donde estabas desesperado, una situación donde rogaste por una mano amiga? ¿Si llegó la ayuda, recuerdas cómo te sentiste? A mi me ha pasado en más de una ocasión, y recuerdo que al hacer el relato a alguien siempre he descrito a ese desconocido que llegó a mi en el momento menos esperado como un ángel que me envió el Señor. El relato va acompañado por una bendición por su noble acción.
Ayudar a los demás es más que ser amable, te brinda la sensación de sentirte que eres un mejor ser humano, y hace a las personas que ayudaste sentirse mejor de sí mismos. Muchos voceros de motivación hablan sobre la necesidad del pensamiento positivo para lograr el éxito. Si no crees en ti , no crees que puedes ser exitoso, no lo serás. Usualmente entre las características de una persona amable siempre encontramos que es exitosa, sociable, y con un espíritu de colaboración. Lo contrario se da con aquella que se siente frustrada con sí mismo o con su entorno.
El permanecer positivo y enfocado te ha ayudado ciertamente a una vida mejor. En cambio, si intentas ayudar a otros, sabiendo incluso que los pequeños gestos pueden lograr que te sientas más feliz y más positivo. No tengo ninguna duda que consigas lo que das en este mundo, y que cuanto más damos, más recibimos a cambio.
Cambia el mundo por gestos tan sencillos y nobles como una sonrisa.
Fuente: El Baúl de mi abuela
Autor: Desconocido